miércoles, 23 de abril de 2008

Jackie Chan sólo quiere ser actor

Por primera vez en su carrera, el popular actor se une a otra leyenda del cine asiático, Jet Li, en The Forbidden Kingdom

Acaba de cumplir 54 años, y aunque considera que tarde o temprano abandonará el cine de acción, sigue demostrando que su cuerpo es capaz de saltar, moverse y practicar artes marciales con la misma agilidad de un adolescente... o al menos eso es lo que tratan de hacernos creer los autores de The Forbidden Kingdom, filme de aventuras para toda la familia que se estrena mañana.

Lo cierto es que si uno se fija atentamente, numerosas de las escenas de acción de la cinta muestran al personaje de Chan bien cubierto por su larga melena, lo que impide verle la cara.

Nadie confirma o desmiente si la estrella de la saga Rush Hour emplea ahora dobles para algunas de las escenas más peligrosas; pero no sería de extrañar, a tenor de los numerosos accidentes que ha sufrido a lo largo de una carrera que, por cierto, dio inicio nada menos que en 1962, cuando a los ocho años actuó en la película Big and Little Wong Tin Bar.

Desde entonces, ha colaborado en películas protagonizadas por el legendario Bruce Lee, como los clásicos Fist of Fury y Enter the Dragon (fue doble en las peleas), fue lanzado a la fama por Drunken Master (1978), debutó en Hollywood con The Cannonball Run (1981), intervino en una de las series cinematográficas de más éxito en Asia, Police Story —que generó numerosas secuelas—, y gracias a Rush Hour y las dos entregas de Shanghai Noon consiguió por fin convertirse en una estrella taquillera a nivel internacional.

The Forbidden Kingdom recupera el estilo de cine adolescente de los 80, combinando elementos de producciones tan diversas como Gremlins (1983), The Goonies (1984) y Big Trouble in Little China (1985), con la novedad de presentar a Chan secundado por Jet Li, otra de las estrellas del cine asiático de acción, como demuestra su intervención en la saga Once Upon a Time in China (también ha actuado en producciones hechas en Hollywood como Lethal Weapon IV, Romeo Must Die o Kiss of the Dragon).

Al respecto, el actor asegura que “he intentado hacer una película como esta durante mucho tiempo, pero no he tenido las agallas de hacerlo, porque el mercado no parece pedir filmes de este estilo. La gente prefiere Rush Hour, Shanghai Noon o Police Story. Pero el escritor demostró amar la cultura china y supo cómo recuperar el cine de [otras décadas], como Drunken Master”.

En The Forbidden Kingdom, que dirigió Rob Minkoff (The Lion King, Stuart Little), Chan encarna a un borrachín que se une a un joven estadonunidense (Jason Tripitikas) y a un monje (Li) en la búsqueda de un ídolo atrapado en el castillo de un malvado caudillo (Collin Chou, visto en The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions).

Chan, que controla hasta el más mínimo detalle de las producciones asiáticas en las que interviene, adopta otra perspectiva cuando trabaja en el cine de Hollywood. De ahí que cuando se le pregunta si alteró algo del guión de John Fusco (Hidalgo), responda: “No mucho, sólo pequeños detalles. Cuando hago una película en Hollywood, me fío del director y del guionista, porque yo pertenezco a otra cultura”, declara sentado en una suite de un hotel de Beverly Hills, rodeado de dos de sus asistentes.

“Son dos tipos de cine distintos. Por ejemplo, a mí no me gusta Rush Hour, pero al público de Estados Unidos y Europa les encanta. No lo entiendo. Tras unos años aquí, sé que mi cultura es distinta, por lo que mi cine es distinto al que hago en Asia. Por eso regreso a menudo a mi país, para mantener el contacto con mi público y hacer el cine que les gusta”.

De ahí que reconozca que “no tengo ni idea” de cómo recibirán a The Forbidden Kingdom en aquel continente. “Mi predicción es que no irá tan bien como en el mercado norteamericano”, vaticina.

Reconoce que ya era hora de colborar con Jet Li en un mismo proyecto. “Lo conocí hace unos 20 años”, recuerda. “Nunca habíamos coincidido por problemas de agenda y porque nunca nos encontramos con un productor que insistiera una y otra vez en tenernos juntos en su película, conseguir el guión adecuado y el realizador perfecto, que es lo que ha pasado en The Forbidden Kingdom”.

La cinta se rodó en escenarios naturales, lo que para Chan resulta más interesante que hacerlo “frente a una pantalla azul o verde”, en referencia al empleo de efectos visuales para crear paisajes, porque en situaciones así “no siento nada [como actor]. Estar en China [donde se rodó el largometraje] me ayudó en mi personaje y además, también ahorró dinero a la producción”.

No obstante, reconoce que el futuro de las artes marciales en el cine pasa, según él, “por la tecnología”, aunque él ya se plantea un futuro muy distinto.

“Acabo de terminar Shinjuku Incident, un drama con muy poca acción. Quiero interpretar distintos papeles, actuar en todo tipo de películas y géneros. Quiero ser un actor”.

¿Hay un “nuevo Jackie Chan” en ciernes? “No se trata de un nuevo Jackie Chan, sólo quiero progresar”, responde. “Pero antes Jackie Chan era una estrella del cine de acción. Ahora quiero ser un actor. Porque la vida de un actor del cine de acción es muy corta; en cambio, la del actor dura para siempre. Como Clint Eastwood o Robert De Niro... En cambio, en el cine de acción, ¿hasta cuando uno puede seguir dando golpes?”.
CINCO DÉCADAS DE ÉXITO

Lo que más destaca de Jackie Chan en persona es que su inglés es mucho mejor que en las películas, donde a veces es difícil entenderle. Pero eso no ha sido nunca un obstáculo en su carrera.

Chan lleva trabajando en el cine unas cinco décadas, si se incluyen sus primeros pinitos. Las cosas han cambiado mucho. “Treinta años atrás los directores eran más dictatoriales, pero hoy en día, en Hollywood y en Hong Kong, te escuchan, aceptan tus ideas y si no, te dan una razón por qué las descartan”, comenta. “Ahora [todo es] más fácil”, y no tarda en recordar el rodaje de algunos de sus filmes —como Los Supercamorristas (1981)— en Barcelona y Madrid, “donde pasé unos nueves meses”. En The Forbidden Kingdom se apuesta por el empleo de efectos visuales para las escenas de acción (como ya sucedió en Hero, Crouching Tiger, Hidden Dragon y la trilogía The Matrix), lo que ha modernizado el género de las artes marciales. Chan añora un poco la época en la que todo era real, aunque reconoce que lo ideal es “mitad y mitad. Si continuáramos haciendo cine como antes, la nueva generación se aburriría. Pero hoy quizás hay demasiadas peleas suspendidas en el aire. Por eso me gusta utilizar mitad mi estilo, el estilo Jackie Chan, y mitad nueva tecnología. Así no tengo que arriesgar mi vida tanto”.

“Pero lo más importante ahora es contar una historia. Cuando empecé sólo había que acumular pelea tras pelea. Por eso me gusta el cine americano, porque hay que dar un motivo a las escenas de acción, un argumento. Recuerdo An Office and a Gentleman [filme con Richard Gere estrenado en 1982], donde sólo hubo un puñetazo y todo el público aplaudió: no hizo falta nada más porque el guión era bueno”.

Chron

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